miércoles, 3 de diciembre de 2008

Temas mitologicos en la Literatura


GIGANTOMAQUIA

La Gigantomaquia (del griego antiguo γιγαντo-μαχια, literalmente ‘guerra de los gigantes’) es un episodio de la mitología griega, que sigue a la Titanomaquia.
El enfrentamiento (Historia relacionada con la gigantomaquia)

La batalla se libró donde habitaban los Gigantes, en Flegra (‘tierra ardiente’). Los comandantes fueron Eurimedonte, Alcioneo y Porfirión

Los dioses reunidos sufrieron un primer asalto. Los Gigantes avanzaron esgrimiendo antorchas hechas de troncos de robles y arrojando picos y rocas.

Heracles atacó primero a Alcioneo, atravesándolo con una de sus flechas envenenadas. El gigante sólo era inmortal sobre su tierra natal, por que Heracles lo arrastró lejos de ella.
Porfirión intentó violar a Hera. Zeus lo fulminó y Heracles lo remató con otra flecha envenenada.
Efialtes murió de un flechazo en cada ojo, uno de Apolo y otro de Heracles.
Cuando Encélado abandonaba el campo de batalla, Atenea lo aplastó con la isla de Sicilia, donde quedó encarcelado. Su aliento de fuego surge del Etna.
Palas o Palante fue vencido por Atenea, quien lo desolló para usar su piel (égida) como armadura.
Mimas fue sepultado por Hefesto bajo una masa de metal fundido, en la que sigue preso (el Vesubio).
Polibotes fue enterrado por Poseidón, quien le arrojó un pedazo de la isla de Cos, dando así lugar a la nueva isla de Nisiros.
Hipólito fue derrotado por Hermes, llevando éste un casco que le hacía invisible.
Gración fue abatido por las flechas de Artemisa.
Dioniso noqueó a Éurito con su tirso.
Hécate quemó a Clitio con sus antorchas infernales.
Armadas con sus mazas de bronce, las Moiras mataron a Agrio y Toante.
Cada Gigante fue rematado por las flechas de Heracles empapadas en el veneno de la Hidra de Lerna, excepto los que quedaron presos bajo las islas.

TITANOMAQUIA

En la mitología griega, la Titanomaquia (en griego antiguo Τιτανομαχία Titanomakhía, ‘Guerra de los Titanes’) fue la serie de batallas libradas durante once años entre las dos razas de deidades muy anteriores a la existencia de la humanidad

La guerra (Historia relacionada con la titanomaquia)

Entonces los Olímpicos, guiados por Zeus, declararon la guerra a la anterior generación de deidades, los Titanes. Éstos fueron encabezados por Crono e incluían a Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Atlas y Menecio. Los Olímpicos eran guiados por Zeus e incluían a Hestia, Hera, Deméter, Hades y Poseidón. Probablemente Estigia y sus hijos también lucharon en el bando de los Olímpicos.[2] Además, los Hecatónquiros y los Cíclopes, que habían sido encarcelados por Crono, ayudaron a los Olímpicos. Se decía que los Hecatónquiros ayudaron a los Olímpicos arrojando enormes piedras a los Titanes, de cien en cien. Los Cíclopes ayudaron fabricando las famosas armas de Zeus, los rayos.

Habiendo logrado por fin la victoria tras toda una década de guerra, los Olímpicos dividieron el botín entre ellos, otorgando el dominio del cielo a Zeus, el del mar a Poseidón, y el del inframundo a Hades. Procedieron entonces a encerrar a los derrotados Titanes en el Tártaro, las más hondas profundidades del inframundo. Sin embargo, dado que durante la guerra Océano y las Titánides, es decir, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis, habían permanecido neutrales, no fueron castigadas por Zeus. Algunos otros titanes que no fueron encerrados en el Tártaro fueron Atlas, Crono, Epimeteo, Menecio y Prometeo. Zeus dio a Atlas un castigo diferente: Urano, el cielo, casi se había derrumbado sobre la tierra tras la guerra debido a la enorme lucha que había ocurrido bajo él, por lo que Zeus dispuso que Atlas sujetase los cielos por toda la eternidad. Epimeteo, Menecio y Prometeo cambiaron de bando y ayudaron a Zeus en la guerra, por lo que no fueron castigados. Crono logró huir tras la guerra, evitando así ser encerrado en el Tártaro (aunque según Hesíodo sí fue encerradoLos Hecatónquiros quedaron montando guardia sobre los prisioneros.

Literatura renacentista de Fernando de Herrera


La poesía de Fernando de Herrera se considera un hito ineludible en la superación del petrarquismo en las letras españolas y, por ahí, un eslabón importantísimo en la evolución de la poesía cultista castellana desde Garcilaso de la Vega a Luis de Góngora. Se han perdido algunas obras juveniles de Herrera, la mayoría de épica culta e inspiradas en Claudiano: La gigantomaquia, El robo de Proserpina, Amadís. También se ha perdido el "poema trágico" de Los amores de Lausino y Corona, que debía cantar las relaciones del poeta con Leonor de Milán. Se conservan menciones a un poema heroico sobre grandes personajes españoles y a otro didáctico sobre "la origen y orden firme de las cosas". Se ha perdido también un Arte poética citada por Francisco de Medina en el prólogo a las Anotaciones, y una Historia general de España citada por Francisco de Rioja y Rodrigo Caro. En 1592 se publicó Tomás Moro, una biografía del santo inglés escrita por él que al parecer es un fragmento de la Historia de las cosas más notables que han sucedido en el mundo. José Manuel Blecua ha editado todos los textos líricos conservados del poeta.

Fernando de Herrera fue un gran perfeccionista del verso; ingenió una ortografía más ajustada al sonido de las palabras y una puntuación especial para señalar las pausas de la elocución, los hiatos, las sinéresis y las dialefas. Despreció la falta de vigor masculino de algunos líricos de la primera mitad del siglo XVI. La simbología lumínica y sus varias coagulaciones metafóricas en sus versos amorosos tiene que ver con el platonismo que acusan; como "claroscuro sentimental" lo califica el hispanista Oreste Macrí. Se trata de un amplio cancionero petrarquista que atraviesa por tres estados: una revelación amorosa que contiene el elogio cortesano y galante de la belleza de la amada; un estadio de fugaz relación humana y, por último, una vuelta de la amada a la inicial tibieza que tiñe el amor del poeta en los colores de la nostalgia, por su poesía atormentada y prebarroquista, dentro del Manierismo.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Periodo prerromanico a la Invasión árabe


Periodo prerromano
Lenguas: celta, ibero, vasco, etc.

Periodo romano
Se habla latín vulgar hasta el s. IV d. C.
Sermo urbanus <> Sermo rusticus

Periodo visigótico
Del siglo V al VIII
Con la invasción de los bárbaros, se fragmenta el Impero Romanoen renos aislados. La unificación del latín se pierde. Los visigodos abandonan su lengua. Introducción de germanismos en el latín vulgar. La clase alta de letrados usa el „latín alto“ (forma degenerada del clásico), la baja el „latín vulgar“ con influencias germánicas. En el siglo VII existe ya una forma rudimentaria de una lengua general romance.

Invasión árabe
La invasión árabe del 711 fragmentó el reino visigodo y con ello fragmentó el prerromance rudimentario hablado hasta el siglo VII. En cada nuevo reino cristiano reconquistado se habla ahora un romance o dialecto diferente.